Final de vida: Planificación compartida de atención en el final de la vida

Reflexiones sobre el final de vida

Nos encontramos con dos problemas: el proceso de morir se ha trasladado del domicilio al hospital y la muerte es un tema tabú, porque asusta y preocupa. Esto genera desajustes a todos los niveles (sociales, sanitarios y económicos), no solo porque se evita tratar el tema, lo cual genera falta de información ansiedad y miedo, sino porque, y aún preocupa más, se produce cierta resistencia a anticiparse a las posibles situaciones que el final de la vida pueda conllevar y sobre las que sería muy adecuado tener algunas decisiones tomadas. Pese a la preocupación que genera tener una “mala muerte” nos resistimos a hacer algo por evitarlo.

En 1982, Eric J Casell, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cornell, publicó en el New England Journal of Medicine, una de las revistas de mayor prestigio científico en el ámbito de la medicina, el artículo “La naturaleza del sufrimiento y los objetivos de la medicina”, que se convertiría posteriormente en un libro. En 1996 uno de los Institutos de Bioética más importantes de EEUU, el Hasting Center, publicó un trabajo titulado “Los fines de la medicina” donde se dejaba claro que el objetivo de la medicina no es sólo curar enfermedades a toda costa, sino que son básicamente dos, y ambos de la misma categoría y de la misma importancia: la lucha contra las enfermedades, por una parte; pero por otra, cuando, a pesar de todos nuestros esfuerzos, llegue la muerte, la medicina, debe aliviar el sufrimiento y conseguir que los pacientes mueran en paz. Para lograr esto, es necesario concienciar a los sanitarios, pero también que la sociedad recuerde que la muerte es parte de la vida y que como tal debe ubicarse en su lugar natural, los domicilios, los pueblos, las casas, siempre que esto sea posible.

Ante los retos que plantean las sociedades tecnificadas del siglo XXI, deberíamos revisar el porqué la población ha dejado de ocuparse del proceso del final de la vida, y hacer lo posible para devolver este fenómeno a la sociedad, tratando la muerte con normalidad y naturalidad y promoviendo actividades que faciliten la reflexión sobre todo el proceso en general y en particular sobre la Planificación Compartida de la Atención (PCA). De esta forma, la población podrá tomar iniciativas y los profesionales de la salud tomaremos en serio las recomendaciones del famoso documento del Hasting Center y dando un paso más, quizá llegue el momento de impulsar la realización del Documento de Voluntades Anticipadas (DVA)

Las Voluntades Anticipadas se podrían definir como el proceso en el que una persona planifica los cuidados sanitarios que desea recibir en el futuro, en particular en el momento en el que no sea capaz por sí mismo de tomar decisiones. Se puede materializar de dos formas: DAV y PCA

QUÉ ES EL DOCUMENTO DE VOLUNTADES ANTICIPADAS (DVA)

Documento en el que una persona manifiesta de forma anticipada los deseos o instrucciones que, sobre las actuaciones sanitarias desearía, para cuándo no pueda expresarse. Existen modelos orientativos en todas las CCAA. es un documento que queda registrado ante notario o en los Servicios de Salud, se formaliza ante testigos y queda una copia en la historia clínica del paciente.

QUÉ ES LA PLANIFICACIÓN COMPARTIDA DE LA ATENCIÓN

Proceso deliberativo-cooperativo y estructurado  que facilita la reflexión y comprensión de la vivencia de enfermedad y el cuidado  entre las personas implicadas (la persona, el cuidador, el representante, el sanitario).

Permite identificar necesidades, expresar preferencias, acordar objetivos y desarrollar un plan de cuidados, garantizando así que los pacientes no reciban más tratamiento del que desean ni menos del que necesitan.(Grupo de PCA. SECPAL 2017.. Coulter A, Roberts S, Dixon A. Delivering better services for people with long-term conditions: building the house of care. London King’s Fund. 2013;(October):1-28)

OBJETIVOS

Devolver a la comunidad y a las personas el control sobre el final de la vida, entendiendo que, en principio es un proceso que forma parte de la vida privada, pero también comunitaria.

Promover la reflexión sobre la muerte como parte de la vida, ya que es un fenómeno natural que precisa una atención específica que va más allá del hospitalario y sobre todo que requiere tomar decisiones compartidas sobre los cuidados en esta etapa.

Objetivos específicos:

Crear una red de personas interesadas en trabajar sobre el proceso del final de la vida en la comunidad.

Generar interés en la población sobre el final de la vida para promover su participación en las decisiones sobre el cuidado y la atención al final, tanto propia como de sus familiares y/o vecinos.

Lourdes Ortiz

Imagen: “Monitorizando emociones”, de Rosa Mª Jorge Guillem. Valencia. Segundo premio de la categoría Instagram de FotoEnfermería 2022.