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Pilar Domené: la pintura y la escritura para lidiar con un diagnóstico adverso
Pilar, además de ser enfermera, es escritora e ilustradora, pero lo que realmente la distingue es su capacidad para transformar la adversidad en fuerza.
A lo largo de su carrera, Pilar trabajó en distintos entornos, incluyendo la atención primaria en los pueblos, y recuerda con cariño sus primeros años como enfermera: “Me acuerdo que mi primera Nochebuena la pasé en el Centro de Salud de Monreal, de casada, me refiero, con mi marido en el Centro de Salud de Monreal (…) luego cuando ya tuve 40 años, me saqué la oposición, empecé a trabajar en el quirófano y, pues bueno, a los 46 años ya me detectan el cáncer.”
Ese giro inesperado y el diagnóstico devastador: cáncer de pulmón con metástasis, hacen que Pilar, lejos de dejarse vencer, mire hacia el arte y encuentre en su creatividad y en su vocación de cuidar herramientas para sobrellevar la enfermedad.
“Mi labor de enfermera pues se rompió. Se rompió pero del día a la mañana. (…) yo estaba trabajando y pedí que me hicieran una radiografía y me salió un cáncer ¿sabes? Con lo cual la labor de enfermera se rompió total. Total y absoluta.”
Pilar comparte con nosotros cómo su experiencia como enfermera y paciente ha enriquecido su vida y su forma de enfrentar la enfermedad. Descubrió su vocación para cuidar desde muy pequeña. «Siempre me ha gustado dedicarme al cuidado de las personas», explica. «Desde niña, soñaba con ser enfermera o maestra, me gustaban mucho los niños», comenta, dejando claro que su deseo de cuidar surgió de un instinto natural.
P- Cuéntanos, ¿ Cuál es esa faceta creativa, artística?
R – Sí que he tenido algo dentro de mí de creatividad, de…pues de ver las cosas que nadie veía, de ser muy observadora, de sacar partido a cualquier cosa. Eso siempre me ha llamado. Eso de pequeña, y ahora de mayor, pues con el tiempo he visto que tenía habilidad con las pinturas, con las acuarelas, con la escritura, con esas cosas que ahora hago.
Desde pequeñica recogía piedras para pintarlas y luego las quería vender para dar el dinero al Domund, siempre he tenido esa faceta y siempre estaba con las piedras y utilizaba para pintar cualquier historia, o sea pues pintauñas o rotuladores así y para los reyes mi regalo preferido eran rotuladores, cosas de escritorio, gomas y cosas así. Luego, de mayor, ya pues me he dedicado a estudiar, a la enfermería.”
Esa afición por la pintura y la escritura, que permaneció dormida, o latente durante años, volvió a despertar tras el diagnóstico: «Cuando me diagnosticaron, decidí que no podía quedarme parada. Comencé a pintar, a escribir. Fue mi refugio», nos cuenta.
P- Qué fue lo que te inclinó hacia las grullas, no es algo común ¿por qué las grullas?
R_ Para no pensar, para cubrir mi tiempo libre, pues empecé a pintar y tal. Pero casualmente con mi marido, como yo estaba bien, pues salíamos mucho al campo, a la naturaleza. Nos invitaron a una salida migratoria de las grullas y a mí eso me pareció espectacular. Nosotros habíamos andado por muchos sitios, por la cascada de San Pedro, por el Rodeno, por aquí, por allá, pero lo de las grullas para mí fue…
Fuimos a verlas por la mañana, ciclaban por encima de nosotros, nos pusimos en una loma y ciclaban por encima de nosotros y fue una maravilla. Estuvieron dos horas saliendo de la laguna hacia el norte. Y las pudimos ver, pues bueno, sin prismáticos ni nada.
Una pasada. A mí eso me fascinó tanto, que me llevó a escribir el primer cuento, el cuento de grullas. Empecé a escribirlo, escribirlo, escribirlo.
Lo que había visto, pues la laguna, todo aquello que me impactó, lo escribí. Y salió un cuento. Y entonces dijimos, pues bueno, ¿y esto por qué no lo podemos publicar para que lo lea la gente? Y como ya pensamos en hacer el cuento, pues pensé en dibujar, en dibujar, en ilustrar el cuento.
P- De todo lo que puedes pintar o sobre lo que puedes escribir ¿cuáles son tus fuentes de inspiración, en qué te inspiras?
R_ Me inspiro en lo que vivo, porque los cuentos son un poco realidad, un poco ficción, ¿sabes? La realidad, pues son las grullas que veo todos los años. Y la ficción, pues por ejemplo, sale el cerezo de mi yayo, sale la laguna, mi amigo Uge, las flores que localizamos y que contemplamos … y tiene mucha ficción. Cuando digo que yo le escribo una carta a mi amigo, ahora que ya no escribimos cartas, cuando yo abrazo a una grulla, cuando cojo cerezas del suelo… eso es ficción. Es lo que vivo, lo que veo, lo que toco y luego lo que imagino.
El cuento de las grullas no solo fue un proyecto personal, sino que se convirtió en un éxito compartido. Pilar lo ilustró y presentó en diversos colegios y centros culturales, y fue acogido con mucho entusiasmo. «El cuento tuvo una aceptación increíble. En una de las presentaciones se quedó tanta gente fuera que tuvimos que hacer otra. Fue un éxito», dice con una sonrisa.
Pero lo más importante para ella no fue la fama ni el éxito, sino el proceso de creación, que la ayudó a mantener la esperanza. Además, este libro y el siguiente “Una grullita zarrapastrosa” donan su recaudación a la lucha contra el cáncer, a la AECC.
Las inclinaciones hacia el cuidado, la creatividad y la solidaridad sólo cambiaron forma de expresarse, de la bata de enfermera cuidando de otros, a la escritura y la pintura cuando se convirtió enfermera de si misma y tuvo esa revelación en la Laguna de Gallocanta, la creatividad se convirtió en una herramienta terapéutica esencial: «El arte es terapéutico, no solo para mí como paciente, sino también para los demás», dice con convicción.
P_ “¿Crees que el arte y la creatividad pueden ser herramientas valiosas en el entorno sanitario?
R_ “Mira, te digo, como paciente, porque he pasado de ser profesional a paciente, pues te digo que es absolutamente terapéutico.
Es que me emociona un poco, porque es que para mí ha sido tan valioso el estar pintando y el estar escribiendo, que ha sido muy terapéutico. Yo me levantaba por la mañana pensando: a ver, he hecho muchos dibujos, muchos, muchos, a ver cómo, por ejemplo, a ver cómo dibujar yo el toro que me quedó anoche por pintar, ¿sabes? Entonces, me despertaba con esa ilusión de seguir pintando. Me despertaba pensando que ayer me dejé esto a mitad, o a ver qué flores voy a poner en el cuento, o cómo… cosas así, ¿sabes? Me levantaba con ilusión, no con la ilusión de desayunar, ni con la ilusión de salir a la calle, me levantaba con la ilusión de pintar. Y eso me ha servido de mucho, de mucho.” explica.
P_ Te voy a pedir que me respondas tanto como enfermera, como como paciente oncológica, ¿qué les dirías a las personas que están pasando por una situación así, y que quizás tengan intereses artísticos? No sé si es un consejo más que una pregunta..
R- “Antes de diagnosticarme el cáncer, como ya tenía esa cosa artística y creativa, yo estaba pintando en la Academia de Caterina Burgos, el taller creativo, y pinté a la Mona Lisa, y me dijeron, tú, a ver, ¿estás segura que la puedes terminar? No la había terminado y me diagnostican el cáncer. Yo no me hundí, ni lo dejé, ni nada. Al revés, terminé con mucha fuerza mi cuadro, y cuando lo miro, pues es una cosa que dices: has podido, pues puedes. A las personas que estén pasando o vayan a pasar por esto, pues yo les diría que la creatividad no te deja pensar, solo piensas en lo que vas a hacer, en lo que tienes que hacer, en lo bonito que lo estás haciendo, en lo que te gusta a ti, porque es tuyo, y después de eso, vas a empezar otra cosa. A mí el cáncer, con mi creatividad, nunca ha podido. Y las personas que se encuentren en misma situación, si tienen ese interés, creo que encontrarían en el arte una fortaleza absoluta para evadirse de lo que está pasando.”
P_ Pilar, ya para terminar, como persona que ha ejercido la enfermería, que ha sufrido un revés y ha sabido darle la vuelta para continuar, como paciente oncológica, como Pilar Domené, cómo querrías cerrar esta entrevista.
R_ Pues mira, aparte de mi creatividad y todas las cosas que he hecho, lo principal para mí es vivir feliz. ¿Cómo estoy viviendo? Estoy viviendo feliz. Me dicen
¡pero qué sonrisa! Pues sí. Y vivo feliz y agradecida. Agradecida, siempre lo he dicho. Donde me preguntan, allí lo digo.
Estoy muy agradecida a esas personas que con su ingenio y con su inteligencia hacen que personas como yo, por ejemplo, podamos estar aquí en este mundo con las medicaciones, con las pruebas diagnósticas, con las pruebas terapéuticas. Y me siento muy, muy, muy agradecida.
Siempre lo diré y estaré súper agradecida a esas personas, a las personas que, como yo hice, velan por nuestra salud, por nuestro bienestar y nos tienen tan bien cuidadas. Yo he pasado de enfermera a paciente y estoy súper agradecida, muy agradecida, sin ellas, yo no estaría aquí, en este momento.”
Pilar Domené, una enfermera convertida en paciente, una escritora, una ilustradora y, sobre todo, una persona llena de vida y pasión por el arte, nos deja una valiosa lección: el cuidado no solo está en los procedimientos médicos, sino también en la capacidad de ver la belleza y la fuerza en medio de la adversidad. Su historia es un reflejo de la vocación que caracteriza a las enfermeras, un cuidado integral que no solo se dedica al cuerpo, sino también al alma, y a pesar de las circunstancias, la vocación de cuidado encuentra un cauce por el que fluir.
Pilar comenzaba diciendo que no es inspiradora, pero sin duda, y en la entrevista hemos podido comprobar que su actitud, su generosidad y su espíritu inspiran, son los de una enfermera, pero Pilar, es más que enfermera.